Objetos y banners sobre la Batalla de la Vuelta de Obligado del 20 de noviembre de 1845 José María Rosa detalló, en el tomo V de su Historia Argentina los preparativos del combate: “La principal fortificación estaba en la Vuelta de Obligado. Allí el río tiene 700 metros de ancho y un pronunciado recodo que dificulta la navegación a vela. Mansilla hizo tender de costa a costa sobre veinticuatro lanchones tres gruesas cadenas (a proa, a popa, y por el centro de las embarcaciones). En la ribera derecha, la sola defendida, montó cuatro baterías; tres, aguas debajo de las cadenas. En orden: sobre la barraca, Restaurador Rosas al mando de Álvaro Alsogaray, y General Brown por Eduardo Brown (hijo del patriota de origen irlandés); a nivel del río: General Mansilla por Felipe Palacios. Más allá de las cadenas, la batería Manuelita, dirigida por Juan Bautista Thorne (el heroico sordo). Estaban artilladas con treinta cañones… servidos por 160 artilleros”. Pero allí no concluían los efectivos argentinos, ya que – siguiendo al Pepe Rosa – había “dos mil hombres entre fuerzas de línea y milicias estaban detrás de las trincheras, al mando del coronel Ramón Rodríguez: el Regimiento 1, Patricios, volvía a combatir a los ingleses como en 1807. Los cuerpos rurales eran mandados por Facundo Quiroga (hijo del Tigre de los Llanos, y residente en San Pedro), José Cerezo, Juan Gainza, Manuel Virto y Luis Barreda”; la curiosidad se presenta al destacar el historiador revisionista que: “entre los artilleros se contaban algunos ingleses que sirvieron con Brown en la escuadra y se desoían la promesa de no tomar las armas contra su tierra natal”. Pacho O’ Donnell, en La Gran Epopeya: El combate de la Vuelta de Obligado (2010) relató el cambio de Mansilla, debido a sus múltiples heridas y por pedido expreso de Rosas, por el coronel Francisco Crespo. Éste elevó su informe, donde señaló: “También han muerto con heroicidad varias virtuosas mujeres que se mantuvieron en este combate al lado de sus esposos, hijos o deudos, socorriendo a los heridos y ayudando a los combatientes en la defensa del honor nacional”. En esa nota se materializó el papel de aquellas mujeres que, sea como enfermeras, auxiliares de los artilleros o meras acompañantes de los combatientes, pusieron a riesgo su pellejo ante las potencias agresoras. Agregó: “Entre aquellas patriotas se destacó un grupo de damas de San Nicolás y San Pedro, que abastecieron de proyectiles a los combatientes y que auxiliaron a los heridos. Josefa Ruiz Moreno, Rudecinda Porcel, María Ruiz Moreno, Carolina Suárez, Francisca Nabarro y Faustina Pereira respondían a Petrona Simonino, nacida en San Nicolás en 1811, y casada con Juan de Dios Silva, un rico hacendado de la zona que intervino en la gesta como artillero”. El parte oficial de guerra, elevado por Mansilla el 20 de diciembre de 1845, dio el detalle del comportamiento de los combatientes, desde Francisco Crespo, Álvaro Alzogaray y demás valerosos oficiales, junto a los cirujanos doctores Sabino O’ Donnell y José Salvarezza, junto al capataz de carretas para el transporte de heridos José María Acosta. La única mujer mencionada con especial atención fue Petrona Simonino, la cual permanece invisibilizada en nuestra historia. Ni que decir del resto que la acompañó.

Recursos

Cuándo

A partir del 20 Oct. 2021
Hasta el 19 Nov. 2021

Dónde

Montevideo 641, CABA